Mi bebé mamando a los 6 meses. |
Coincidiendo casi con el primer año de
vida de mi bebé, estos días se celebra la Semana Mundial de la
Lactancia Materna. Qué mejor momento para relatar cómo ha sido para
mí este año de lactancia.
Antes de decidir tener un hijo, poco me
interesaban los temas sobre crianza. Tampoco me interesaban demasiado
los niños de los demás. Jamás me había planteado temas como el
que nos ocupa esta semana, si dar pecho o no. A mí mi madre no me
dio teta, así que los biberones me eran muy familiares, tanto así,
que incluso aparecen en varias de las fotos de mi niñez. Nunca hablé
de este tema con mi madre, ni con ninguna otra madre que conocí.
Cuando me quedé embarazada, cayó en
mis manos el libro de Carlos González Bésame Mucho.
¡Qué gran descubrimiento! Empecé a “investigar” sobre todos
los temas relacionados con parto respetado, lactancia materna, apego.
Cuando llegó el gran día y por fin pude poner a mi bebé al pecho,
éste no se enganchó. No me preocupé demasiado, y lo fui intentando
durante el segundo día también. Pero no hubo manera, el pobre
lloraba desesperado, pegaba algún bocado pero no era capaz de
succionar. Al tercer día, me dieron una pezonera y por fin pude ver
a mi adorado bebé saciarse con mi calostro. Verle esa carita de
éxtasis para mí fue una experiencia inolvidable.
Una
vez ya en casa, solicité ayuda de una asesora de lactancia. El
consejo fue seguir usando pezonera hasta que pudiera poco a poco
retirarla. Entonces vinieron semanas difíciles, empecé a tener
grietas, dolor cuando amamantaba mi bebé, mastitis, tomas eternas.
Aquello no iba bien y busqué nuevamente ayuda en un grupo de
lactancia. Tampoco encontré solución, la postura y posición eran
correctas, pero seguía doliéndome.
Después de mucho indagar, por internet, en libros y en el grupo de lactancia, descubrí que mi bebé tenía un frenillo submucoso corto, que nadie supo diagnosticar. Para ese entonces, había tenido que dejar de usar pezoneras porque era peor el remedio que la enfermedad. También había estado tomando probióticos durante semanas para la mastitis. Mi meta con la lactancia cambió de hasta que el bebé quiera a hasta que le salgan los dientes. Tenía días de un bajón terrible, y por las noches era casi una tortura. En vista de que la lactancia se me acababa y valorando las consecuencas que podía acarrear el frenillo de mi niño más allá de mamar mal, decidimos operarle.
Después de la operación, el dolor apenas mejoró, aunque sí es verdad que ya no se me endurecían los pechos, notaba que los vaciaba muy bien. Otra clara mejoría fue que se acortaron las tomas radicalmente. Con todo ello soportaba mejor el dolor, pero seguía viendo fracasar mi lactancia, con todo el dolor de corazón que me causaba la sola idea de quitarle la teta a mi hijo.
Gracias a un montón de mamás de un foro de crianza, que me dieron ánimos para seguir luchando, y también a mi marido por apoyarme, estoy llegando a cumplir mi sueño. Todavía no sé si conseguiré continuar hasta que mi hijo quiera, pero mi meta es el día a día. Adoro darle teta a mi bebé, significa tanto para los dos...
Para mí, ahora que estoy a punto de cumplir mi primer año teteando, sigue siendo una lucha. Sobre todo por las noches, que mi niño mama peor o cuando está algo ansioso y me clava sus dientecitos. Pero siento que merece la pena. Hubiera querido que nuestra historia fuera diferente, que mi lactancia siempre hubiese sido placentera, pero la información me llegó un poco tarde y mi bebé no supo desaprender esa manera suya de mamar.
Hola Preciosa:
ResponderEliminarNo sabía que habías pasado tantas dificultades y que incluso no pudieron ayudarte en grupos de lactancia, siempre pienso que es lo mejor, pero a veces continúan los problemas por lo que veo. Ahora entiendo que estuvieras tan sensible estos días, con tu lucha, tu experiencia y con todas las sensaciones a flor de piel. Eres una grandísima mujer y una super madraza!!!. Te admiro.
Me encanta verte por la Blogosfera y aquí estaré para seguirte ;D.
Muchísimos Besotes Campeona!!!.
Gracias por tus palabras :-)
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