Imagen extraída de aquí. |
Este año ha empezado mal para algunas cosas y muy bien para otras. Quizás las malas cosas me hayan empujado a buscar las buenas, nunca se sabe...
Estoy empezando -por fin- a tener una red de mamis que comparten mi visión de la crianza. Hasta ahora las únicas mamis que conocía (amigas antes de la maternidad) cada vez las sentía más lejos, bueno, las siento a un millón de años luz... No comparto su forma de ver las cosas y cuando nos vemos y veo cómo son tratados sus hijos, me entristezco a veces y me enfurezco otras. Así que casi no nos vemos ya, ¿para qué?
Pero me sentía sola, para qué nos vamos a engañar... Todo el día dedicada al 150% a mi peque y ninguna amiga de carne y hueso para compartir dudas, ilusiones o simplemente desahogarse, se hace bastante duro a veces.
Hace cuatro meses nació la hija de una de mis mejores amigas, y qué alegría me da ver que con ella sí coincidimos en la forma de ver la maternidad y crianza. Esto, si cabe, nos ha unido más, y a raíz de eso también me estoy animando a buscar más mamis así.
He empezado a ir a una nueva escuela de padres y madres, dirigido por una psicóloga, distinta a la que empecé en septiembre del año pasado. Aquel grupo lo dejé porque me di cuenta de que no estaba de acuerdo en algunas cosas y no me gustaron nada ciertas actitudes que vi allí.
También he empezado a ir a un grupo de crianza donde van otras mamis y papis con sus hijos, y compartimos nuestras vivencias o simplemente charlamos un ratito a gusto.
Cada vez soy más consciente de cuan importantes son las redes sociales, y no hablo de las del ciberespacio, que para mí también son parte importante de mi vida. Nunca me ha gustado la idea de vivir en un pueblecito pequeño en el que todo el mundo se conoce, siempre me ha atraído el anonimato que da una gran ciudad. Sin embargo, creo que estamos llegando a extremos muy tristes, desoladores e inhumanos en algunos casos. Muchas veces me siento sola, supongo también porque no tengo a nadie de mi familia aquí conmigo, pero también es porque cuando empiezas a vivir tu vida de otra forma, de una manera distinta a la gran mayoría, se hace un cerco a tu alrededor que te aisla un poquito. En cierta forma es un aislamiento voluntario, pero a la vez tan poco deseado.
Así que estoy contenta con esta pequeña red que estoy tejiendo poco a poco, semana a semana, mirada a mirada. Ojalá se haga una red fuerte que dure muchos años, me apetece compartir mi vida con personas a quien respetar y de quien aprender.